Mi nombre es Natali Grinman, tengo 23 años, y
soy de Bueno Aires. Actualmente estoy estudiando Psicopedagogía y vine a Israel
a tener una experiencia que me brinde crecimiento tanto personal como
profesional.
Siempre me intrigó saber cómo es el día a día
acá, como es la sociedad israelí y realmente estoy muy feliz de haber tenido la
oportunidad de vivir por 5 meses en este país que me sorprende cada vez que me
levanto por las mañanas.
Empecé mi pasantía
en ASSAF, una ONG de refugiados africanos que se encarga específicamente del
apoyo psico-social y acompañamiento de los mismos. Allí trabajo con un grupo de adolescentes en el “Youth Club” o “Mohadon Noar”, un espacio dedicado a brindar contención a
los mismos y a la vez es un lugar recreativo, en donde cada día se realizan
distintas actividades. Tanto los voluntarios, como los chicos me recibieron con
los brazos bien abiertos, y los 3 días a la semana que tengo que ir ahí son de
puro goce y disfrute.
Tiempo después
de haber comenzado en ASSAF, decidí hacer un voluntariado en “Chimes Israel”,
un jardín para chicos con discapacidades en el desarrollo intelectual y/o
físico. Allí tengo la oportunidad de interiorizarme más con lo que quiero
especializarme en un futuro, y así seguir creciendo profesionalmente.
Mas allá de la
experiencia laboral que uno pueda tener acá, este viaje te marca en muchos
aspectos de la vida, o por lo menos sucedió eso en mi caso. Uno de repente se
encuentra con un mundo nuevo que quizá no creyó nunca conocer. Aprendes a
conocerte a vos mismo, a poner te a prueba en situaciones jamás pensadas y a
entender que los desafíos son parte del recorrido de uno en la vida. Tuve la suerte de haber hecho
este recorrido principalmente con mis dos amigas con quienes vine, y también
con personas que conocí acá, que sin todos ellos este viaje claramente no
hubiese sido el mismo.
Si bien de a
poco va llegando el final de esta gran aventura, la experiencia que estoy
teniendo es realmente increíble, gratificante y por sobre todas las cosas
satisfactoria. Y como una vez me dijeron “todo viaje de mil millas comienza con
un solo paso”.
Natali Grinman, 23 años
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